domingo, 30 de diciembre de 2007

In- Edit


                                                        



Esto será un torbellino. Hace un par de semanas asistí a “In- Edit”, un festival sobre documentales de músicos, y me tocó ver “Heima”, un documental sobre los islandeses de “Sigur Ros”. Fue estupendo conocer más a fondo una banda consecuente con sus ideales, capaz de dar conciertos gratuitos por toda Islandia y de protestar junto a otros detractores contra una central hidroeléctrica que llegaría a destruir un paraíso natural de belleza. Además, el proceso creativo de estos chicos es increíble, por ejemplo uno de ellos fabrica sus propias marimbas con trozos de madera reciclados.
Ya eso es una cosa. Lo otro es que entre los documentales participantes está uno que por supuesto NO pude ver, dedicado a Kurt Cobain; se llama “About a son” y como no lo vi me puse a averiguar y me enteré que está basado en una serie de entrevistas a nuestro ex Nirvana, realizadas por una periodista durante un lapso grande de tiempo. Y es fuerte, me conmueve comprender lo que sentía este chico, tan vulnerable y solo frente al mundo y, lo peor de todo, frente a la industria discográfica. Y la foto que puse es la de promoción de este docuemental… y me produce una sensación como escalofriante…
“En la escuela era una mezcla: por un lado odiaba a la gente por no estar a la altura de mis expectativas, y a la vez estaba harto de estar siempre con el mismo tipo de idiotas. Todos eran como una copia carbónica de los otros. Era muy obvio que no lo toleraba, en mi rostro y en cómo reaccionaba hacia la gente. Sentía una venganza personal contra ellos, porque eran tan machos y masculinos y estúpidos. Había bastante consenso entre quienes me conocían: o bien no los podía tolerar, o estaba de muy mal humor todo el tiempo. Así que empecé a sentirme realmente neurótico, casi paranoico, en cierto sentido. Porque ellos sabían que me iba a volver loco en cualquier momento. Pensaban en mí como el chico que tenía más posibilidades de tener éxito en traer una AK-47 a la escuela y reventar a todo el mundo. Quería encajar en algún lugar, pero no con el chico común y corriente, no con los chicos populares del colegio. Quería encajar con los genios, pero los genios eran de segunda en Aberdeen. No eran el tipo de chico que escucha Devo. Simplemente eran deformes. Por suerte encontré un amigo gay que básicamente me salvó de querer matarme la mitad del tiempo. Aparentemente todo el mundo en la escuela sabía que era gay y no se molestaron en decírmelo. O yo no me molesté en notarlo hasta que él decidió tirarse un lance conmigo una noche y yo le dije que no era gay, pero que de todas maneras sería su amigo. Después de eso, empecé a darme cuenta de que la gente me miraba de una manera más peculiar que de costumbre. Alguna gente empezó a molestarme, especialmente en la clase de gimnasia. Se sentían amenazados porque estaban desnudos y yo era supuestamente gay. Así que, o bien se cubrían los penes o me golpeaban. O ambas cosas. Y luego empecé a sentirme orgulloso del hecho de que era gay, aunque no lo fuera. Realmente disfrutaba del conflicto. Era divertido, porque casi encontré mi identidad”.